Para que sepa en lo que se mete...

En este espacio encontrará mi opinión sobre los más diversos temas, con el común denominador de que interesan o han interesado a San Luis Potosí, México, a los ciudadanos de nuestra pequeña aldea, y que fueron publicados en dos medios masivos de comunicación locales, ambos medios líderes en sus respectivas modalidades informativas. No soy periodista, pero la hospitalidad y generosidad de don Miguel Valladares García, Presidente de Editora Mival, y de don Rogelio Orozco Nieto, Director de Grupo Editorial Librevía, me permitieron llegar a una enorme cantidad de personas en las ediciones impresas. Ahora he concluido la aventura, y pretendo que queden como memoria, y que sean para los ciudadanos del mundo. L. Serrato S.

lunes, 26 de marzo de 2007

El aborto es un asesinato

Publicado originalmente el 24 de marzo de 2007.
Periódico Pulso Diario de San Luis
Pagina 6-A


Hoy faltan 917 días, el 26 de septiembre de 2009 terminará el contador.

Los diputados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se hayan en plena discusión sobre la despenalización del aborto a petición de la madre, y los senadores de la República lo estarán en breve.

En el caso del Distrito Federal todo parece indicar que los legisladores aprobarán las modificaciones legales que permitan a una mujer abortar antes de que hayan transcurrido 12 semanas de gestación sin que por ello cometa delito alguno, con la sola formalidad de pedirlo.

El debate sobre considerar o no un delito al aborto es de vieja data, aunque la mayoría de los políticos eluden pronunciarse sobre el tema abiertamente, incluidos algunos que forman parte de partidos en cuyos documentos doctrinarios y plataformas electorales está claramente definida su posición de considerar delictivo al aborto.

Fernando Toranzo Noriega, Ministro de Salud del Gobierno de Su Alteza Serenísima, al carecer de filiación política actualmente conocida, pues con habilidad salta de un lado a otro, y lo mismo chifla que come pinole, aventuró que estaba de acuerdo con el aborto.

Toranzo al parecer estudió medicina, es decir se convirtió en un profesional de la protección a la vida, y resulta sin embargo un apologista de la muerte con sus declaraciones.

Su Majestad, en contraste, no se ha pronunciado, ha hecho mutis, con lo que válidamente puede inferirse que estaría de acuerdo en lo que su empleado afirmó sobre el tema, hasta que diga lo contrario.

Con fortuna descubrí que el congresista por el distrito del que soy elector, Vicente Toledo, ha sido el único legislador que con toda claridad se ha pronunciado en contra del crimen que preconiza el consumado saltimbanqui de apellido Toranzo.

No voté por Toledo, pero claramente el resto de mis conciudadanos que determinaron la mayoría que le dio el empleo, al menos en ese tema no se equivocaron.

Sostengo, sin fundamentalismos, y por lo menos con una mínima ilustración, pero sin sentirme iluminado, que el aborto es un asesinato.

Distingo el asesinato como un homicidio agravado y por ello especialmente sancionado por la Ley; el homicidio consiste en la conducta querida y aún la no buscada, por la que un hombre priva de la vida a otro, nuestra legislación vigente sanciona con cárcel de 15 a 40 años a quien la cometa, y sólo bajo ciertas excluyentes se concede la gracia de la libertad provisional; el asesinato puede ser un homicidio agravado, pero la doctrina jurídica también lo ha señalado como un delito distinto, por las circunstancias que concurren para que se configure la hipótesis normativa y punible.

Así, el asesinato hace concurrir, y por ello califican de muy grave la conducta delictiva, la alevosía, la ventaja, la premeditación y la extrema crueldad, bastando una de tales agravantes para considerar agravado el homicidio, es decir para determinarlo como asesinato.

Alevosía es aprovechar que la víctima está claramente indefensa, o que el victimario tiene elementos para suponer que quedará impune. Son casos de alevosía aquellos en los que se aprovecha la particular situación de desvalimiento e indefensión del agredido, cuando la ejecución es súbita e inesperada, por sorpresa, o cuando se hace mediante acechanza, apostamiento, trampa, emboscada o celada. También lo son la nocturnidad o el disfraz, que impide el reconocimiento del autor del crimen.

La ventaja criminal es usar de una fuerza absolutamente desproporcionada que impide la defensa que naturalmente pudiera ejercer la víctima, sea por las armas, conocimientos y desde luego la fuerza desigual.

La premeditación en la comisión de un delito supone un dolo excepcional, es decir un ánimo de causar daño y prepararse para ello con toda oportunidad, haciendo irreversible el resultado criminal deseado.

La extrema crueldad es un concepto que termina por despojar de su condición humana al criminal, puesto que no sólo obtiene el resultado deseado de privar de la vida a otro, sino que además emplea tales excesos que implican la vejación de la víctima inerme, el desprecio por su dolor y hasta el goce o placer con su sufrimiento.

En el aborto, un argumento sostenido por corrientes pro-despenalización modernas, es que la madre tiene derecho a su propio cuerpo, ya que consideran que el embrión aún no es un ser humano, y es parte del cuerpo de la mujer.

Jérôme Lejeune, descubridor de la causa genética del síndrome de Down, sostiene que no es así, considera a los cuerpos de la mujer y del embrión como distintos, debido a que el sistema inmunológico de la mujer destruye al embrión si se pone en contacto con él; el ADN del feto es diferente del de la madre, por lo que es un ser distinto, luego entonces la madre no es dueña de él, pues si bien está en su cuerpo, no es parte de su cuerpo.

Lejeune afirma que «En ningún momento el ser humano es un montón de protoplasma. En cuanto concierne a la propia naturaleza, no veo ninguna diferencia entre la persona inicial que usted era en el momento de la concepción y la persona que usted es ahora. Usted era y es un ser humano.»

Aún dejando de lado que el ser humano existe con todas sus características genéticas desde el momento de la concepción, basta ver las modernas fotografías que se han obtenido de la gestación de un ser humano a las 12 semanas, y entonces el horror de un asesinato surge impetuoso en cualquier entendimiento. http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_3847000/3847089.stm.

A las 12 semanas el ser humano en gestación se puede estirar, patear, reír y saltar en el útero, mucho antes de que la madre comience a sentir sus movimientos, puede cerrar el puño y succionar su dedo pulgar; y es ese el tiempo en que se propone que se pueda asesinarlo sin cometer delito alguno.

Digo que al abortar se asesina, bajo la premisa básica de que se trata de un ser humano y no de un quiste o un tumor; y sostengo que es un asesinato porque se le mata con absoluta alevosía, con una ventaja evidente, bajo una criminal premeditación y, dados los métodos empleados, con una crueldad extrema, indigna de la civilización a la que nos preciamos de pertenecer, sea islámica, judía, budista, cristiana e incluso agnóstica.

Ninguna mujer puede defender su derecho a usar de su cuerpo desentendiéndose de las naturales posibles consecuencias, ello implicaría estar de acuerdo en que la nuestra es una cultura hedonista, aún a costa de matar.

Un ser humano en gestación está vivo, tiene derecho a seguir vivo, y en su oportunidad gozar de todos los otros derechos humanos.

Nuestras leyes fundamentales garantizan el derecho a la vida como un derecho humano esencial; permitir la supresión de la vida en el útero materno es legalizar el asesinato; despenalizar esa conducta es garantizar impunidad para un crimen; ahora se discute si lo es o no, y ello entraña ya una entelequia.

No me pasa desapercibido que en América Latina mueren mas de 5,000 mujeres por complicaciones de abortos practicados en forma clandestina, al mismo tiempo que me queda claro que por lo tanto fueron asesinados otros tantos seres humanos en gestación, y quienes lo hicieron fueron sus propias madres, o con su autorización o por su deseo.

El aborto, a petición de la madre, no puede, bajo ningún criterio, ser despenalizado, so riesgo de convertirse en un terrorífico método anticonceptivo.

Hoy hay muchas personas prestigiosas, por su lucidez y calidad humana, que aprueban la medida; ¿le dice algo que en el pasado hubo también muchos, igualmente lúcidos y humanistas, que defendieron la esclavitud y la tortura?


Ingenuidades

En una civilización verdadera se apuesta por la vida, y el Estado lejos de convertirse en encubridor de asesinos, se erige en guarda de aquellos que fueron despreciados hasta el grado de querer asesinarlos antes de nacer; sueño con un Estado que sea el padre de esos seres no deseados, privilegiando en el presupuesto el habilitar muchas, muchísimas casas de infantes que le aporten a la Nación un espacio a la esperanza, y una oportunidad a la vida. A los lectores, de estos mis 164 artículos en Pulso, no me alcanzará la vida para agradecerles su atención.

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