Para que sepa en lo que se mete...

En este espacio encontrará mi opinión sobre los más diversos temas, con el común denominador de que interesan o han interesado a San Luis Potosí, México, a los ciudadanos de nuestra pequeña aldea, y que fueron publicados en dos medios masivos de comunicación locales, ambos medios líderes en sus respectivas modalidades informativas. No soy periodista, pero la hospitalidad y generosidad de don Miguel Valladares García, Presidente de Editora Mival, y de don Rogelio Orozco Nieto, Director de Grupo Editorial Librevía, me permitieron llegar a una enorme cantidad de personas en las ediciones impresas. Ahora he concluido la aventura, y pretendo que queden como memoria, y que sean para los ciudadanos del mundo. L. Serrato S.

jueves, 22 de marzo de 2007

¿Qué has hecho?

Publicado originalmente el 17 de marzo de 2007.
Periódico Pulso Diario de San Luis
Pagina 6-A


El martes 13 apareció en Pulso la declaración del Ministro de Salud de Su Alteza Serenísima, Fernando Toranzo Noriega, quien al parecer es médico; en ella hizo pública que la posición del Gobierno de Su Majestad respecto del aborto era estar a favor, dado que se trataba de un hecho irrefutable y que por su penalización se provocaba un terrible problema de salud pública.

Ignoro si el Ministro de Salud sea musulmán, judío o cristiano, quizás no cree más que en el Misterio del Trapecismo, o el Arte del Ser Acomodaticio, razón por la cual me permito revelar, y recordar, lo que las más grandes profesiones de Fe opinan sobre el tema.

ISLAM

El Islam prohibió totalmente cualquier daño o agresión a la vida humana, es más, considera a quien mata a un hombre como asesino del género humano, porque cada individuo representa a la humanidad entera: «Quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido la tierra, fuera como si hubiera matado a toda la humanidad. Y que quien salvara una vida, fuera como si hubiera salvado las vidas de toda la humanidad... » (Corán, 5: 32).

La vida es esa fuerza substancial que se halla en los cuerpos orgánicos y es contraria a la muerte. Los indicios de vida en un ser humano son : el entendimiento, la voluntad, la sensibilidad, el movimiento, la respiración, el crecimiento y la alimentación.

Si el aborto se produce después de que el feto recibe su espíritu, pues es prohibido e ilícito por consenso de todos los eruditos islámicos, sin importar si es causado por el padre, la madre, un médico o cualquier otra persona. La razón es obvia: es una atentado contra una vida humana inocente de todo delito.

Este tipo de aborto es un crimen.

Atentar contra este embrión es atentar contra una vida humana inocente de todo delito y seria equivalente a enterrarlo en vida después de nacer, algo que Allah prohibió cuando dijo: "... cuando se pregunte a la niña enterrada viva qué crimen cometió para que la mataran" (81:8-9)

«Un hombre preguntó al Profeta: "Oh, Profeta de Dios, ¿quién es de la gente el más digno de ser mi compañero de vida?'' Le contestó: "Tu madre". Preguntó: "Y ¿quién más?". Respondió: "Tu madre". Dijo: "Y luego, ¿quién?" Replicó: "Tu madre"»

JUDAISMO

Para la tradición judía la vida de cada individuo es sagrada, el recurso del aborto sólo está autorizado si hay razones de mucho peso que lo determinen. Para el judaísmo es siempre mucho más importante la vida de la madre.

Cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la madre, el aborto está justificado porque se está obrando en defensa de la vida. Un precepto talmúdico sostiene que no se comete un asesinato cuando se obra en defensa de la propia vida.

El judaísmo jasídico y cabalista, que se basa en el Zohar, obra que dio origen a todo el judaísmo místico, considera que el embarazo es obra de la voluntad divina, y todo aquello que impida su continuidad y desarrollo implica desafiar la voluntad de Dios por lo que el aborto es un hecho de profunda gravedad.

El aborto que no ha sido autorizado por consejo rabínico-medico, es un crimen sobre el cual un tribunal judicial no decreta la máxima pena para el asesino (o asesinos), pero que el Eterno juzga como asesinato. La preservación de la vida supera a la ley.

Para el judaísmo, un aborto representa la devaluación de la vida, ya que el hombre y la mujer, al tomar una decisión que compete al Juez Supremo, trascienden su rol como humanos e interfieren en el designio divino.

CRISTIANDAD

Escribió Su Santidad el Papa Juan Pablo II… “Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (cf. Rm 2, 14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política. (Evangelium Vitae)

« Todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que ofende a la dignidad humana, como las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; también las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables; todas estas cosas y otras semejantes son ciertamente oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al Creador »

En cada homicidio se viola el parentesco «espiritual» que agrupa a los hombres en una única gran familia, donde todos participan del mismo bien fundamental: la idéntica dignidad personal. Además, no pocas veces se viola también el parentesco «de carne y sangre», por ejemplo, cuando las amenazas a la vida se producen en la relación entre padres e hijos, como sucede con el aborto.

Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Pero ésta es la muerte de la verdadera libertad.

La vida es siempre un bien. De la sacralidad de la vida deriva su carácter inviolable, inscrito desde el principio en el corazón del hombre, en su conciencia. La pregunta «¿Qué has hecho?» (Gn 4, 10), con la que Dios se dirige a Caín después de que éste hubiera matado a su hermano Abel, presenta la experiencia de cada hombre: en lo profundo de su conciencia siempre es llamado a respetar el carácter inviolable de la vida —la suya y la de los demás—, como realidad que no le pertenece, porque es propiedad y don de Dios Creador y Padre.

Cada ser humano inocente es absolutamente igual a todos los demás en el derecho a la vida. Esta igualdad es la base de toda auténtica relación social que, para ser verdadera, debe fundamentarse sobre la verdad y la justicia, reconociendo y tutelando a cada hombre y a cada mujer como persona y no como una cosa de la que se puede disponer. Ante la norma moral que prohíbe la eliminación directa de un ser humano inocente «no hay privilegios ni excepciones para nadie. No hay ninguna diferencia entre ser el dueño del mundo o el último de los miserables de la tierra: ante las exigencias morales somos todos absolutamente iguales»

La gravedad moral del aborto procurado se manifiesta en toda su verdad si se reconoce que se trata de un homicidio y, en particular, si se consideran las circunstancias específicas que lo cualifican. Quien se elimina es un ser humano que comienza a vivir. Es débil, inerme, hasta el punto de estar privado incluso de aquella mínima forma de defensa que constituye la fuerza implorante de los gemidos y del llanto del recién nacido.”


INGENUIDADES


“NO DARÉ ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré pesario abortivo, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente.” Ese compromiso es parte del Juramento Hipocrático, ya se ve que algunos lo hicieron falsamente.

Defender la vida, defender la dignidad humana, está más allá de cualquier credo religioso, es más bien una posición humanista; sin dobleces, sin sacarle la vuelta, sin ambigüedades, y sí con enorme valentía determinar que la vida no se discute, se protege, y punto.

No hay comentarios: